martes, 22 de julio de 2008

Tiempo de Calidad




Señoras y señores, la Madriguera en su apartado "Casos de la Vida Real" se complace en traer hasta ustedes el día de hoy, un hermoso relato que llegó hasta mi y quisiera compartir con ustedes y mientras escribo, sépanse que hay lágrimas de emoción en mis ojos...

Hace unos días nuestro querido Chito despertó con antojo de comida indú, fue así que decidió pedir que se le llevara a saciar su antojo; a lo que Oscar, siendo un adulto responsable lo llevó a cierto establecimiento de este tipo de comida.

Desafortunadamente al pedir los platillos nadie contaba con que la comida indú, en ocasiones puede ser demasiado fuerte para el tierno paladar de un niño de 32 años. Por lo que el pobre paladar de nuestro querido Chito sufrío de ardor e hinchazón provocados por el platillo más inclemente que el paladar humano haya probado; me refiero al temerario y desde ahora bautizado como "Picapollito".

Consecuencias:

-Dejar el platillo entero
-Solicitar e incluso exigir en incontables ocasiones un buen vaso de tea

-Acudir al Mc Donald´s más cercano y adquirir una cajita feliz


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